Hoy es mi aniversario de cuatro años con mi novio, George.
Supuestamente, cuatro años es el aniversario de la flor. Sin embargo, no soy partidario de recibir flores como regalo. Por suerte, George lo sabe muy bien y continúa ganándose mi corazón con la comida. Como regalo este año, estamos cocinando el uno para el otro. Él está haciendo bistec wagyu para nosotros y yo estoy haciendo soufflés de chocolate.
Cuando comencé este blog, insistà en mantener mi relación separada, lo cual es gracioso, considerando que mi primera publicación fue sobre la celebración de nuestro tercer aniversario. Sin embargo, cuanto más lo intentaba, más difÃcil se volvÃa. Él es el autor intelectual secreto detrás de algunas de mis publicaciones y conceptos de imagen y siempre me escucha recitar pensamientos aleatorios sobre el blog. Él inspiró toda la sección de comida de este blog. He escrito sobre nuestra decisión de mudarnos juntos, nuestras vacaciones en Florida, nuestra visita a Haunt O'Ween e incluso cómo nos conocimos.
Dado que George es una parte tan integral del blog ahora, pensé en escribir sobre nuestra primera cita para nuestro aniversario.
George y yo salimos brevemente en la escuela secundaria, pero rompimos después de seis meses. En la escuela secundaria, George me llevó a la pizzerÃa local ya dar un paseo por el parque. Incluso entonces, sabÃa que el camino a mi corazón era a través de mi estómago.
Años después, cuando volvimos a salir, fui yo quien le pidió una cita. Sin embargo, todavÃa lleno de nervios y sin idea de qué planear, le pedà que lo planee todo y me lo guarde como una sorpresa. RidÃculo, lo sé.
Me recogió después del trabajo y me llevó a Top Golf, un lugar en el que ninguno de los suyos habÃa estado antes. A pesar de haber sido amigos durante años con un historial de citas, ambos estábamos nerviosos y apenas sabÃamos qué decir. Nuestro mesero notó nuestra incomodidad y se compadeció de nosotros, aportando energÃa extra a cada conversación para ayudarnos a sentirnos más cómodos.
Eventualmente, nuestros nervios se desvanecieron cuando empezamos a jugar al golf. Aprendà que ambos somos terribles en el golf, pero yo soy mejor. Mi competitividad superó mis nervios y estuve hablando basura todo el tiempo, solo pasando tiempo con mi mejor amigo.
Aparentemente, esta es la única prueba de nuestra primera cita.
La verdadera charla basura realmente comenzó cuando llegó nuestra comida. Dios mÃo, lo odiábamos. Era apenas decente y demasiado caro para la porción. Nos quedamos hambrientos y no dispuestos a pedir más comida mediocre, asà que compramos un Mcdonald's. Aparcamos en el estacionamiento del Mcdonald's y comimos y reÃmos juntos como solÃamos hacer. Hablamos durante tanto tiempo que perdimos la noción del tiempo y estábamos peligrosamente cerca de mi toque de queda.
En el apuro por llevarme a casa, pasó el semáforo en rojo más cercano a mi casa y logró que lo detuvieran justo en frente de la casa. Siendo el vecino entrometido que es, mi papá se asomó por la ventana, pensando que algo habÃa pasado, solo para descubrir que George y yo estábamos trayendo el rojo y el azul. Mi papá salió y comenzó a gritarnos con la esperanza de que la policÃa se apiadara de George y no le dieran una multa. Sus travesuras funcionaron, lo que resultó en una multa menor que pasarse un semáforo en rojo.
Hasta el dÃa de hoy, George y yo bromeamos sobre lo graciosa que fue nuestra primera cita. En retrospectiva, parece tan tonto sentirse nerviosos el uno con el otro, especialmente porque era nuestro segundo intento de una primera cita. TodavÃa nos encanta ir a Top Golf, pero nos aseguramos de comer algo antes de ir, y todavÃa nos reÃmos de que nos detengan juntos.
Sé que probablemente no estés leyendo esto porque estás ocupado haciéndonos la cena, pero feliz aniversario, amor.